Proyecto : Preservación de la flora y fauna mediante la reforestación en la comunidad de ANGAMARQUILLO de la parroquia de San Bartolomé de Pinllo perteneciente al cantón Ambato.

 Mgs. Marysabel Barragan

La comunidad de Angamarquillo de Pinllo, ubicada en la provincia de Tungurahua, Ecuador, es una parroquia rural con una rica historia que se remonta a tiempos prehispánicos, habitada originalmente por pueblos indígenas como los Caras y los Quitus. Fundada como parroquia durante la época colonial en 1572, su iglesia data de 1604. Tras la independencia del país en 1822, continuó como un núcleo rural significativo. Durante el siglo XX, Angamarquillo fortaleció su economía a través de la agricultura (maíz, trigo, papas), ganadería y artesanía. Es una comunidad que valora profundamente su identidad cultural, manifestada en fiestas patronales, danzas tradicionales como la "Danza de los Negritos", música folclórica y gastronomía típica como el locro de papas y el cuy asado. No obstante, enfrenta desafíos contemporáneos como la migración juvenil, escasez de empleo y deficiencias en infraestructura. Pese a ello, el entorno natural —clave en la planificación territorial— ofrece oportunidades para el desarrollo sostenible, conservación del patrimonio cultural y promoción del turismo.

El proyecto tiene como objetivo principal restaurar ecosistemas degradados en la comunidad de Angamarquillo mediante la reforestación con especies nativas como el Yagual y el Quishuar. Formulado por estudiantes y docentes del Instituto Superior Tecnológico Stanford, con énfasis desde la carrera de Emergencias Médicas, se desarrolló con una duración de 238 horas y un presupuesto de $401,36. El diagnóstico inicial reveló una severa deforestación, pérdida de biodiversidad y deterioro del suelo causados por actividades ganaderas y agrícolas. En respuesta, se diseñó una intervención basada en la Matriz de Leopold, integrando diagnóstico ambiental, formación teórico-práctica, y la implementación de jornadas de reforestación comunitaria. La planificación contempló la elaboración de una base de datos ambiental, talleres en escuelas, producción de material educativo y difusión audiovisual. Durante el debate académico, se acordó institucionalizar el seguimiento con evaluaciones semestrales, promover alianzas interinstitucionales, y fomentar la educación ambiental permanente. El plan se orienta a generar conciencia ecológica, fortalecer el compromiso comunitario y establecer una cultura de conservación ambiental. Esta planificación se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y busca replicarse en otras comunidades con similares condiciones de vulnerabilidad ambiental​.

 La ejecución del proyecto en Angamarquillo logró restaurar áreas degradadas, mejorar la biodiversidad local y fomentar una cultura ambiental comunitaria mediante reforestación con especies nativas. Se completaron todas las fases del plan, incluyendo el diagnóstico ambiental con la Matriz de Leopold, la capacitación a 56 jefes de familia y la reforestación efectiva con participación activa de estudiantes y pobladores. Se estableció una base de datos para el monitoreo ambiental y se ejecutaron talleres, charlas y campañas educativas. El impacto social fue evidente en el fortalecimiento del sentido de pertenencia, el compromiso con la conservación y la adopción de buenas prácticas sostenibles. Ambientalmente, el proyecto mejoró la calidad del aire, del suelo y del agua, mientras que en el aspecto científico permitió aplicar metodologías técnicas que orientan decisiones de conservación. Políticamente, se consolidó como un modelo replicable en zonas rurales, promoviendo la articulación entre academia, comunidad y autoridades locales. Durante el debate final se destacaron logros y desafíos, como la necesidad de asegurar financiamiento a largo plazo, mantener un monitoreo constante y consolidar alianzas estratégicas. Se concluyó que el éxito del proyecto se debe a su enfoque participativo, técnico y educativo, que permite replicar experiencias sostenibles en otras comunidades similares.