Proyecto : Protección de parasitosis y mejoramiento del estado nutricional a través de la aplicación de un antiparasitario natural a base de extractos de semillas de calabaza en niños y niñas de 1 a 3 años de los Centros de Desarrollo Infantil “San Jacinto de Izamba” y “Miguitas de Ternura”, parroquia Izamba, cantón Ambato, provincia de Tungurahua.
Mgs. Carlos Argotti

El proyecto del Instituto Superior Tecnológico Stanford propone intervenir en los Centros de Desarrollo Infantil “San Jacinto de Izamba” y “Miguitas de Ternura” para enfrentar la desnutrición y la parasitosis intestinal en niños de 1 a 3 años. Se plantea utilizar un antiparasitario natural hecho a base de extractos de semillas de calabaza, acompañado por talleres de educación sanitaria y alimentaria dirigidos a padres y cuidadores. Durante el debate de planificación, se presentaron documentos clave como la Ficha de Aprobación, el Plan de Aprendizaje y la Matriz de Necesidades, justificando la urgencia del problema. Se abordaron aspectos técnicos del antiparasitario, estrategias preventivas, mecanismos de seguimiento y sostenibilidad del proyecto. Se acordó implementar un sistema de monitoreo continuo y formar a estudiantes y profesionales en diagnósticos coproparasitarios. También se definió la necesidad de divulgar resultados y ajustar el proyecto según los aprendizajes obtenidos. La propuesta fue considerada innovadora, replicable y de bajo costo, con beneficios sostenibles para la salud infantil y la educación comunitaria. Se destacó el rol activo de los estudiantes de Enfermería y la importancia de alianzas institucionales para su expansión y consolidación como modelo de salud primaria en zonas vulnerables.
El proyecto ejecutado en los CDI “San Jacinto de Izamba” y “Miguitas de Ternura” logró reducir significativamente la incidencia de parasitosis intestinal y mejorar el estado nutricional en niños de 1 a 3 años mediante un antiparasitario natural de semillas de calabaza. Las fases incluyeron diagnóstico comunitario, diseño de estrategias educativas, talleres para padres y administración del antiparasitario. Se alcanzó el 100% de cumplimiento en los objetivos clave: análisis coproparasitarios, administración del tratamiento y capacitación inicial. La intervención también fortaleció el conocimiento de los cuidadores sobre prácticas de higiene y alimentación saludable. Se evidenció un impacto social positivo al empoderar a las familias y fomentar entornos más saludables. Desde una perspectiva económica, el uso de un antiparasitario natural resultó en una alternativa asequible y ecológica. El proyecto se alinea con políticas públicas de salud infantil y se destacó por su innovación y potencial de replicabilidad. El debate académico concluyó con recomendaciones para fortalecer la fase de seguimiento, ampliar los talleres y establecer convenios interinstitucionales que aseguren la sostenibilidad. También se propuso escalar el modelo a otras comunidades vulnerables, fomentando la participación académica y comunitaria como base para la transformación en salud pública.



